miércoles, 15 de abril de 2009

Evidencia de una promesa.


Más de alguna vez hemos prometido algo en nuestra vida. Quizás limpiar nuestra habitación, sacar la basura, mejorar nuestro rendimiento laboral.
No importa nuestra edad, alguna vez hemos hecho una promesa.
La Biblia está llena de promesas hermosas para todos aquellos que las quieran tomar.

Hay cierto momento de la historia bíblica muy curioso pues a pesar de las evidencias de lo prometido el pueblo de Israel no quiso creer.
Y esto sucede cuando los doce espías son enviados a explorar la tierra prometida por Dios, en la cual fluye leche y miel.

Emocionados y llenos de curiosidad los espías se adentran a lo que seria su próximo hogar, para su sorpresa en aquel lugar viven gigantes, atemorizados retroceden. Sin embargo de entre los frutos de aquel lugar toman un racimo de uvas, tan grande que tienen que llevarlo entre dos de ellos.
He ahí la evidencia, el fruto de aquella tierra.

Al llegar al pueblo diez espías exclamaron que ellos no podrían contra aquellos hombres fuertes y gigantes, y los otros dos dijeron que si se podía, que Dios lo había prometido. Ellos estaban concentrados en la promesa.
Pero el pueblo no creyó.
Cientos de años después, el Hijo de Dios vino a la tierra y con todas las credenciales mesiánicas, pocos creyeron en El.

Aun de su resurrección hicieron un mito y de su doctrina una herejía. Miles de años después, la generación XXI está siendo transformada por el poder de Jesucristo. Sin embargo hay muchos que no han creído en El.

Su evidencia es su presencia.

Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Mat. 28:20

1 comentario:

Maher "Matt" Bahhur dijo...

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